Uno de los primeros amigos que hice cuando llegué a Bogotá fue Sebastian (@instasebas_) y, a pesar de ya no trabajar juntos, seguimos en contacto y se convirtió en uno de mis mejores amigos.
Logró cumplir uno de sus sueños este año, y me invitó en noviembre a la inauguración de su apartamento (apartashower le dicen algunos), que se encuentra en Paipa, Boyacá. Hasta entonces, solo había recorrido este municipio en Navidad para las luces, así que fue también una buena ocasión para descubrirlo en una época "normal".
A imagen de lo que él había podido cumplir, al llegar, Sebas nos había organizado una actividad que era la de pintar y decorar alcancías. Así podremos ir ahorrando para el o los sueños que nosotros tenemos.
Paipa se siente como un pueblo, con un ambiente muy tranquilo. Famoso sobre todo por sus termales (a los que todavía no he ido, pero está en los planes), también tiene otros atractivos como su casco urbano y el Lago de Sochagota (muy iluminado en época de Navidad).
Sochagota es un lago artificial construido en 1955 sobre un humedal natural y parte de la iniciativa del gobernador de la época, con la ayuda de Gustavo Rojas Pinilla con el objetivo de proporcionar atractivo turístico al municipio de Paipa. Abastecido por la quebrada El Salitre y otros afluentes, ocupa una superficie de 1.6 kilómetros. Las aguas termomineralizadas que brotan del sistema geotérmico de Paipa contribuyen a la recuperación de la biodiversidad de la región central de Boyacá, con una amplia variedad de plantas, aves, peces, insectos, reptiles y mamíferos.
Aunque no se sabe bien el origen del nombre, lo más probable es que venga del chibcha "Socha" que significa "agua de la luna", con lo cual Sochagota podría significar "gota de agua de la luna"
También aprovechamos el fin de semana para ir al Pueblito Boyacense, ubicado en Duitama, a pocos kilómetros de allí.
Inaugurado en 1992, se trata de un espacio que recrea la arquitectura típica de 7 de los pueblos más típicos de Boyacá: Ráquira, Villa de Leyva, Tibasosa, Tenza, El Cocuy, Monguí y Sáchica.
Con calles empedradas, coloridas fachadas y balcones coloniales, uno aprecia la historia de la región. Su encanto reside también en las tiendas de artesanías y restaurantes que ofrecen variedad de platos cundiboyacenses. También cuenta con hoteles y hostales, y en algunas de las casas, vive gente durante todo el año.
Uno de dichos establecimientos que recomiendo es Festival Cervecero Artesanal (@festivalcerveroartesanal), en la parte que representa Tenza, donde podrán disfrutar de una gran variedad de cervezas artesanales y donde las personas que atienden saben mucho y les cuentan del tema con gran detalle.
El precio de la entrada al Pueblito Boyacense es de 6.000 pesos y vale la pena pasar una buena parte del día allí.
¡Fue un excelente fin de semana!
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