

El día siguiente, decidí volver a entrar a Colombia, así que me tocó hacer el mismo proceso a la inversa… un poco más de cuatro horas de fila durante las cuales pude hablar con personas, la mayoría Venezuelanos cuyo anhelo era empezar una nueva vida fuera de su país. Con todo lo que podían llevarse, algunos más, otros menos, me relataban las historias de sus vidas y lo tristes que se sentían al tener que dejar su tierra para poder darles un futuro a sus hijos. Se llevaban todo lo que podían pero a muchos ya les habían robado: los guardias fronterizos de su propio país les habían quitado, en algunos casos, el poco dinero que habían conseguido acumular para viajar, y estaban ahora cruzando Colombia, Ecuador, Perú,… sin apenas poder comer. A pesar de todo eso, no perdían ni la sonrisa, ni la esperanza de que días mejores estaban por venir.


Luego siguieron otras 12 horas de bus, hasta llegar a Cali, donde pase el día con gente formidable que me hicieron sentir como en casa. Y por la noche, cogí de nuevo otro bus hasta llegar a Quibdó el día siguiente por la mañana: HOME SWEET HOME.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cualquier comentario de carácter insultante será eliminado sin previo aviso. Todas las opiniones son bienvenidas en este blog. Sólo se pide formalidad y respeto a la hora de expresarse.
Any kind of insulting comment will be removed without previous notice. All opinions are welcome, we only ask for respect when writing.