Sé que varios compañeros de profesión hicieron vídeos y artículos sobre el tema, pero con más de 150 días de cuarentena y ya unos tres meses dando clases en línea desde la casa en Bogotá, les voy a contar las alegrías de enseñar de forma virtual y cuál ha sido mi experiencia, la cual no cambiaría por nada.
Más allá de las ventajas de no tener que desplazarse hasta la sede y, por consiguiente, ahorrar tiempo en eso, no ha sido precisamente un camino de rosas. Después de aprender el funcionamiento de la plataforma, de haber tomado notas y de estar preparados para el primer día de clase, intentamos conectarnos pero, claro está, como prácticamente todos (al principio del retiro forzado) están en casa, todos están conectados a la red y los problemas de conexión empiezan a aparecer. Éstos se resuelven y una intenta enseñarles el idioma a distancia, como puede. Y digo "intenta" porque además de convertirme en ocasiones en algún tipo de profe de informática para el manejo de la plataforma, llega una de las cosas que amo y odio de Bogotá: el ruido.
Acá no solo está el ruido de los carros y las ambulancias como en otras ciudades en las que viví en Europa, sino que el estilo de vida es muy diferente y numerosos son los vendedores ambulantes. Evidentemente, mi apartamento da directamente a la calle y todos estos vendedores se pasan toda la mañana intentando ganarse el pan y haciendo alarde con megáfono de las ventajas de ser clientes suyos. Está el de la mazamorra, el del arroz con leche, de las arepas, del pescado, del eucalipto, de los mangos, de las mandarinas, de los limones, de las papayas, de los aguacates, de la mantequilla, de las bolsas de basura, de las batidoras,... sin olvidar el de los huevos que además tuvo la excelente idea de grabar un gallo cantando y así darnos la impresión que nos encontramos en el campo.
Luego bien evidentemente está el camión que repone las cervezas en la tienda contigua al que le encanta el sonido de las botella vacías, el camión del reciclaje que mediante una canción que ya me sé de memoria incita a la gente a pasarse al lado verde, el vecino con tapabocas que habla tan fuerte en medio de la calle que una tiene la impresión que está en su casa. Pero aun falta lo mejor: los artistas de la calle que son tal vez los que más consiguen desconcentrarme cuando vienen a cantar vallenatos, rancheras y demás estilos musicales.
Pero ¿saben qué? Creo que si toda esta gente no estuviera, la cosa sería mucho menos divertida porque no habría tantas anécdotas.
Pasemos ahora a lo que pasa con los estudiantes. Ellos también tienen problemas de conexión y en ocasiones las clases se parecen más a sesiones de espiritismo que a otra cosa, pues a veces no te oyen o no quieren contestarte aunque tú veas que están conectados, hasta que acabas con la típica frase: "X, ¿estás entre nosotros?". Al ser en línea se conectan de todas partes de Colombia y del mundo. Ya he tenido estudiantes conectados desde Francia y Estados Unidos, ya sea porque vivan allá o porque la pandemia les cogió mientras estaban de visita en dichos países, así que cuando encienden el micrófono, una oye de todo allí: el televisor encendido (a veces tan fuerte que me entero de las últimas noticias así), los demás hermanos también en clase pero con otros profesores, los niños que lloran ¡y hasta un gallo que también parece estar interesado en aprender inglés! También están los que olvidan apagar la cámara y/o el micrófono y entonces una ve y oye de todo...
¿Quién dijo que era fácil enseñar? Aunque es verdad que a veces algunas de estas cosas me llegan a estrenar, cuando ya me relajo, me río mucho de todo eso y, como dije anteriormente, no cambiaría ni mi trabajo ni esta ciudad por nada ahora mismo. Bogotá es ruidosa y caótica pero sé que sin todo eso, todo sería mucho más aburrido. Éste retiro forzado me ha y me está enseñando mucho, muchas más cosas que espero poder contarles pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cualquier comentario de carácter insultante será eliminado sin previo aviso. Todas las opiniones son bienvenidas en este blog. Sólo se pide formalidad y respeto a la hora de expresarse.
Any kind of insulting comment will be removed without previous notice. All opinions are welcome, we only ask for respect when writing.