Aunque visitar el Museo Colonial me provocaba bastante recelo debido a su nombre, fui muy gratamente sorprendida. Sabía que el “Mono de la Pila” que originó la famosa expresión bogotana se encontraba allí y quería verlo. Sin embargo, temía que el museo elogiara únicamente el proceso de colonización, pero me equivocaba.
Botánica, historia de los conquistadores y también de lo que pasaba en Europa en ese momento, reconocimiento a los pueblos y culturas indígenas y otras muchas secciones conforman este museo donde se cuenta la historia de una forma bastante objetiva.
Ubicado en el antiguo Claustro de las Aulas del siglo XVII, fue sede del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, testigo de lo cual sigue la inscripción Sapientia aedificavit sibi domum (La sabiduría construyó una morada para sí) en el dintel de la puerta de entrada. Con un estilo colonial andaluz, el bello jardín interior alberga el famoso Mono de la Pila.
En las diferentes salas se exhiben numerosas piezas de gran valor, entre ellas obras de uno de los pintores de la época colonial más importantes, Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, objetos de plata, muebles, retratos de virreyes, esculturas, grabados, textiles, manuscritos,… En total son más de 1600 piezas las que se exponen en el museo.
Y ahora 2 de las piezas que más me llamaron la atención:
Mono de la pila: instalado en 1583 en la Plaza Mayor (actual Plaza Bolívar), la fuente garantizaba el acceso al agua para la población. Con el tiempo, se convirtió en un punto de reunión y en un símbolo de la ciudad, adquiriendo el nombre de pila del Mono. Esta fuente está conformada por varias partes realizadas tanto durante la época colonial (entre ellos la escultura de San Juan Bautista, conocida como el Mono de la pila y varios símbolos heráldicos), como en el periodo republicano. Es precisamente a la figura de la parte superior a la que alude el dicho que aconseja a los inconformes ir a quejarse: ¡Vaya a quejarse con el Mono de la pila!
En 1846, la fuente fue trasladada a la plazuela de San Carlos (delante de la iglesia de San Ignacio). En 1890, se llevó al Museo Nacional, en 1922 al edificio Pedro A. López y finalmente en 1942 se instaló en el patio del Museo Colonial.
Portada con dosel: otro elemento destacable en el museo es la portada con dosel, testigo de los movimientos artísticos y artesanales de finales del siglo XVIII. A pesar de un claro estilo barroco, integra características locales como por ejemplo las mazorcas doradas.
Aunque solo haya mencionado estas dos piezas, objetos de culturas indígenas, mapas, animaciones 4D, algunas pinturas y explicaciones (sobre todo sobre el origen de algunas palabras) también me gustaron mucho.
Recomendaciones:
Cómo llegar: Carrera 6 # 9-77 - Barrio La Candelaria
Horario: abierto de martes a viernes, de 9:00 a 16:30, sábados y domingos de 10:00 a 15:30, lunes cerrados
Precio: 4000 pesos, entrada gratuita en algunos casos
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