Más que hablar de planes, voy a hacer una retrospectiva de lo que fue 2021 aunque sin entrar en detalles personales, sino más bien haciendo una reflexión, la cual creo y espero, puede servirle a muchos.
Si este año que se está acabando me enseñó algo, es principalmente que no queda tiempo. No tenemos ni la menor idea de cuánto tiempo nos queda: pueden ser años, meses, días, minutos o incluso segundos, con lo cual diré que mi único deseo es poder, en la medida de lo posible, pasar y aprovechar el mayor tiempo posible con las personas que quiero y amo.
Todos preguntan cuáles son mis planes para el año entrante. ¿Planes? ¿Para qué?
Ya me di cuenta de que las probabilidades de que haya “una próxima vez” para hacer, decir o vivir tal o tal cosa son reducidas.
Entiendo que a veces haya que ser cauteloso y no ir a toda prisa pero tiene que haber una justa medida en todo. No quiero llegar a arrepentirme de haber esperado demasiado para hacer algo, de no haber dado el paso por miedo o terquedad o por pensar que ese paso me quitaría cierta comodidad, o simplemente por recelo a lo que los demás opinaran.
Quiero arriesgarme, perdonar, abrazar y vivir cada instante junto a las personas que quiero como si fuera el último.
Feliz 2022 a todos, lleno de todo lo que deseen.
Una vela para todos los que dejaron este plano pero siguen en nuestros corazones
Este año 2021, fue emotivo el conocerte, querida parcera Karo Lyne.
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