martes, 8 de agosto de 2023

El Viaje del Hombre Dorado, Mariela Vargas Osorno

Los que me conocen bien saben de mi interés y pasión por las culturas nativas americanas desde que soy niña. De niña y adolescente, investigaba sobre la culturas nativas de América del Norte, y cada vez que viajé a Perú, intenté descubrir más y más sobre esas fascinantes culturas precolombinas. Cuando llegué a Colombia, primero en el Chocó, también investigué sobre las culturas presentes en la región y desde que vivo en Bogotá, descubrí más y más sobre los Muiscas, gracias en parte a mi compañero de vida y las agencias de turismo con las cuales a veces trabajo. 

Cuando vi este libro, no lo dudé ni un instante: aprender más sobre las culturas que estaban presentes en la región de Monguí, pueblo boyacense que suelo visitar en diciembre y famoso por sus balones, antes y durante la colonización española. 


Sinopsis

Con El viaje del hombre dorado, La vida del Príncipe Muisca que conoció a Felipe II,  Mariela Vargas Osorno nos invita a revivir el antes, durante y después de la conquista del valle sagrado de Iraca, hoy en día Boyacá, a través de los ojos del último Príncipe de Monguí. Desde su preparación para ser gobernante de su pueblo, internándose en las profundidades del conocimiento milenario del Imperio Muisca y comprendiendo las vicisitudes del día a día de éste líder, la historia de Cutzo, el Príncipe, demuestra la inmensa riqueza de esta civilización Muisca. Y es él, ese ser capaz de viajar en el tiempo y hablar con los dioses, quien debe decidir cómo su pueblo sobrevivirá a la invasión de los hijos del sol, de los soldados comandados por el Adelantado Don Gonzalo Jiménez de Quesada. Las armas que deberá emplear no serán las mismas...

Esta es una historia de resistencia y sabiduría que nunca ha sido contada de manera tan perspicaz y emotiva. Vargas logra reconectarse con los ancestros de nuestra sociedad, demostrando una delicadez única para expresar la singularidad del momento histórico en el que las culturas, religiones y psiques de dos imperios, el español y el muisca, chocan y forman las bases de lo que se convertirá en Colombia.


Mi Opinión

Empecemos hablando de la dedicatoria: una dedicatoria muy objetiva, que demuestra que la autora conoce bien sus raíces, pues dice así: [...] A mis ta-ta-ta-ta-ta-ta-tatarabuelos muiscas y españoles, quienes mezclaron su sangre "[...] A los que guardaron con sus vidas la sangre dorada del Sol. A los que vinieron como ladrones de oro y acabaron reglando su corazón al país de lagunas sagradas y páramos de niebla." y tengo que decir que esto me gusta mucho, pues la mayoría de los Colombianos hoy en día son descendientes de culturas indígenas y de la española., y eso es, entre otras cosas, lo que  constituye la riqueza de un pueblo.

Esta objetividad con la que Mariela Vargas arranca se mantiene a lo largo de todo el libro, pues no solo habla de los horrores que hicieron vivir los conquistadores españoles a los nativos, sino también de las guerras y a veces la crueldad de algunos pueblos indígenas de la época, reflejando en ambos bandos temas de traiciones, crueldad, crímenes, lujuria, codicia, muertes,..., desacuerdos entre blancos, entre indios,...

A lo largo de este libro, también descubrí mucho más sobre los dioses muiscas, como Huitaca (quien ya me va cayendo mejor), Chie, Sua, Chibchacum, Chiminichagua,...y sobre leyendas como por ejemplo la del Indio del Cocuy, así como sobre la región de Iraca (hoy en día Boyacá) y los páramos.

Pero si hay algo que me gustaría resaltar es que la autora también muestra la forma en la que autóctonos y forasteros se unen para compartir conocimientos y convivir pacíficamente a pesar de las diferencias. Los Muiscas descubrieron los caballos, el trigo, la cebada, la leche (que agregaron a un preparado y resultó en lo que conocemos hoy en día como changua), y más tarde, cuando el Príncipe viajó a España a encontrarse con el rey Felipe II, la pintura, los relojes y otros estilos musicales. Los españoles descubrieron hierbas y formas de curar males que desconocían, 
El Príncipe de Monguí y su familia se convirtieron al cristianismo, pero conservaron sus tradiciones, sin que eso supusiera problema para los religiosos presentes allí, los cuales demostraron respeto hacia ellas. 
Gonzalo Jiménez de Quesada se menciona por primera vez en el capítulo XII y, a diferencia de su hermano, la autora logra mostrar el arrepentimiento final del conquistador español.


El último capítulo del libro está dedicado a la construcción del pueblo de Monguí, y hace referencia a dos monumentos muy emblemáticos de este pueblo (que a mí personalmente me gusta muchísimo): el Puente Real de Calicanto y la iglesia con el conjunto monumental.

Aquí unas fotos actuales de ambos monumentos:





¡Que reseña más larga! ¿Verdad? ¿Les sorprende? 

Y es que, como mencioné en la introducción, me apasionan las culturas y aprender más sobre ellas, y este libro es una verdadera joya para hacerlo.

Ahora, me tocará regresar a Monguí con este libro, ojalá fuera de la temporada decembrina, revisitar el pueblo y adentrarme un poquito en el páramo de Ocetá.


 


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